El domingo nos llevó unas dos horas y media pa subir al volcán como experimentados jinetes, jejeje. Yo tenía una excelente montura, a la que bauticé (porque no tenía nombre) como “Bicho Infernal”. El muy cabrón se paraba a comer cada poco e incluso una vez se arrodilló pa descansar y de pronto me encontré en el suelo de pie con el bicho tumbao (los guías decían que era “mañoso”, vamos, que se sabía trampillas, aunque era muy tranquilo).
Dormimos sábado y domingo en casa de una mujer que tenía muchísimo que contar sobre maltratos por su marido cuando andaba borracho, y como ahora superó eso y viaja, curra en una asociación de desarrollo comunitario, y pasa de él (doña Petrona, se llama). Dormimos en “tijeras”, unos chismes que no llegan a ser camas, con los chanchos, las gallinas y los pavos, además de las vacas rumiando por la noche alrededor del alpendrillo donde dormimos (el de la foto de la izquierda, de las paredes de malla), desayunando arroz con frijoles y huevo frito, comiendo arroz con frijoles y huevo frito y cenando arroz con frijoles y huevo frito también. Sin luz eléctrica, con su letrina por ahí y la ducha con hojas de palmera y el caldero con agua con una pichinga para echarse el agua por encima. Este es el turismo comunitario, que me pareció más interesante que dormir en hostalillo como después hicimos en León, aunque también se agradeció, sobre todo la piscina y el billar...
El lunes fuimos en lancha por el golfo de Fonseca, desde aquí puedes ver Honduras, el Salvador y Nicaragua. La pesca y camaronicultura son actividades importantes aquí, donde desemboca el Estero Real, que forma unas marismas de un altísimo interés ambiental. Luego ya nos fuimos pa León.
En León dormimos en un hostal chachiguays de gringos con su piscina, sus servicios, duchas, y camitas con sábanas y todo. Ahí pongo alguna foto de León que es una ciudad mu bonita, una vista desde el tejado de la catedral con la cordillera de volcanes y una iglesia que parecía un cromo. También fuimos a ver una cárcel-museo de seres mitológicos nicas hechos de yeso y papel maché. Una de mis preferidas es la cegua (una de las brujas nicas, que puede incluso transformarse en … ¡¡chancha bruja!!). Incluso vimos la manifestación de los profesores para conseguir un sueldo digno, en el que representaban el entierro de su sueldo.
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