7 dic 2009

CAÑÓN DE SOMOTO


La excursión comenzó por la parte alta del cañón, donde hay tres miradores, aquí podéis observar dos, haber si los encontrais?


Aquí estamos en un mirador, al segundo gran protagonista y yo, Don Ricardo, el guía que me asignaron.


Estas son las vistas desde el mirador.

Me encantó que en cada mirador hubiera un cartel con mensaje.


Después de unas cuantas horas de camino por la cima del cañón, comenzamos a descender desde los miradores.


Al llegar a este punto, en teoría hay que comenzar a bajar por el cañón, pero decidimos subir un cerro y seguir remontando río. Aprovechando el paseo, mi guía fue explicándome la historia reciente de Nicaragua.


En esta zona la guerra fue especialmente dura, ya que la frontera con Honduras está a solo 4 quilómetros. Los picos que se ven al fondo pertenecer al otro país.


Un ejemplo, este camino era la antigua Panamerica, durante muchos años estuvo minada contra personas y tanquetas, Don Ricardo me explicó, como vecinos suyos murieron por culpa de bombas que estaban perdidas por sus tierras.


El paisaje y la fauna son impresionates.


Al final volvimos al cañón, nos preparamos para el descenso como auténticos profesionales.








Al final del camino, nos encotramos personas en barca, cuando ya nos agarraba la noche.

Don Ricardo me invitó a comer en su casa unos buenos frijoles, algo que acepté gustosamente; también se ofreció a llevarme en su moto hasta Somoto o quedarme a dormir en un cuarto que tenía; como me sentía tan cómodo que decidí pernoctar ahí esa noche, por desgracia no tengo fotos de esa encantadora velada, solo está donde aparece su mujer cosiendo.

Por la mañana me enseñó su finca, yo le intenté exlicar las iniciativas que realizamos en el proyecto, para mejorar y conservar la calidad de la tierra.

Era hora de despedirnos y pagarle, aquí llegó mi asombró, no me pidió dinero por el cuarto ni por la comida (como máximo la voluntad), porque yo le había enseñado cosas importantes y el sólo me había dado alimento.
Después de lo expuesto, considero muy importante cuidar a las personas y a la naturaleza que nos rodea.
Rocas de este tamaño y arboles como este, fueron arrastrados por el Mitch.


Por supuesto devastó casas y tierras productivas.
Merece la pena un cambio de actitud, para evitar estos desastres.

Gracias a todas las personas que aportan su granito de arena, para intentar cuidar los lugares y las personas maravillosos.

5 dic 2009

No caribe tamén chove

Pues, los PCRs decidimos ir nuestra semana de vacaciones a la Costa Caribe de Nicaragua, que es casi como un país diferente, donde aunque se habla español, las lenguas oficiales son el inglés (los españoles no llegaron a colonizar esa zona, “sólo” los ingleses estuvieron pirateando por allí) y las lenguas indígenas (miskito, garífuna, rama y sumo), hay más mestizaje en las razas (negros y mulatos descendientes de esclavos), y se escucha reggae...
Y, aunque hay avión directo desde Managua, nos empeñamos en ir por tierra, río y mar, para ir conociendo cosas por el camino. Así que fácil, bus Jinotega-Managua (tres horitas), bus Managua-El Rama (7,8? horitas, no sé, bastante infernal, más bien conocimos el sufrimiento).




Pasamos la tarde-noche en El Rama, ciudad bastante peculiar, que pertenece ya a la Región Autónoma Atlántico Sur, y donde se empieza a notar la diferencia de cultura con respecto a la parte Pacífico y Centro de Nicaragua.

Y a la mañana siguiente, la primera panga a Bluefields por río Escondido, a las 5,30 de la mañana, 2 horitas nomás.




Una vez en Bluefields, nos enteramos de que el barco a Corn Islands (Islas del Maíz) no salía hasta el día siguiente, y alguien nos recomienda ir a Bluff, donde el barco también recoge pasajeros, así que agarramos una panga y allá vamos. Nada más llegar a Bluff nos integramos en la idiosincracia caribeña, cuando preguntamos a qué hora pasará el barco que nos lleva a Great Corn Island, y unos nos dicen a las 5 de la mañana, otros a las 7, otros que eso nunca se sabe... Conclusión: despertarnos a las 5 de la mañana e ir turnándonos con otros dos turistas belgas que conocimos en el hostal para ir a preguntar al cuartel de la marina cada media hora... Y hasta entonces a relajarse, bañito en la playa, paseíto con reggae de fondo, y terminamos el día con una puesta de sol, aunque no hay documentos gráficos debido a problemillas técnicos (viva la tecnología digital!!).
Finalmente el barco salió a las 8, cargado con sacos de cuero de vaca, que sirve como alimento a las langostas, y que, por si alguien no lo sabe, no es el mejor olor para acompañar el bamboleo de un barco durante... ocho horitas...






Por fin llegamos a Great Corn Island, la Isla grande, donde decidimos quedarnos a pasar lo que quedaba del día y buscar un hotal para descansar, a pesar de que la mayoría de los mochileros van directamente a Little Corn Island (la Islita), que hasta no hace mucho tiempo no salía en los mapas, pero ahora la Lonely Planet la recomienda con entusiasmo (y ya se sabe que lo que dice la Lonely Planet va a misa).
En el hostal, est@s niñ@s juegan para, según sus palabras, "no caer en la droga".

Entonces, a la mañana siguiente, panga para la Islita, donde pensábamos encontrarnos esto...



Y apareció esto otro...



¿Por qué???? alguien diría que estos gallegos llevamos la lluvia allá a donde vamos, pero se equivoca. Resulta que la época de buen tiempo es de diciembre a septiembre, y nosotros fuimos a caer en los únicos dos meses fuera de temporada... ja! De hecho, hacía sólo dos semanas que el huracán Ida había entrado por la Costa Caribe de Nicaragua, y en las islas causó grandes daños, como bien pudimos observar...



Así que asumimos que nos quedamos sin agua cristalina, corales y pececitos, pero a cambio... nos libramos de hordas de guiris en un lugar que vive prácticamente del turismo...
Ya se sabe, al mal tiempo...buena cara...



Y que no se diga que a los gallegos nos asusta la lluvia, a bañarnos igual en la playita,


disfrutar de la comida típica, cocos para almorzar...



barracuda para cenar...


ver formas interesantes de reutilizar vidrio...




y pasear, tanto que en dos días la Islita se nos quedó pequeña y decidimos volver a la Islaza, otra vez en nuestra amiga la panga.

Al llegar a la Gran Isla nos dieron la noticia de que el barco en el que pensábamos volver a Bluefields no había salido porque estaba estropeado, y que no había otro hasta pasados cuatro días. Así que, sintiéndonos ya un poco náufragos, decidimos ir al aeropuerto a apuntarnos en la lista de espera y poder llegar a Bluefields para seguir visitando otros lugares. Y mientras tanto... a patearnos toda la isla, y descubrir algún rincón guapo.



Finalmente, al día siguiente y por pura suerte quedaron dos plazas libres en la miniavionetilla, pilotada por un albaceteño, que nos dejó en Bluefields en un tiempo estimado de…veinte minutos...
Así pues, una vez más, panga rumbo al pueblo de Laguna de Perlas, donde al llegar caminamos hacia Kukra Hill, y pudimos ver lo que ellos llaman sabana y que realmente sí que recuerda a la típica sabana africana de las películas...



Y a la comunidad de Awas, muy bonita, pero donde había una especie de acoso y derribo al turista, un poco pesado...


Al día siguiente, vuelta de Laguna de Perlas a El Rama, ya en bus, por un camino chulo, y con una cantidad increíble de plantaciones de palmeras (sí plantaciones, en líneas rectas), para aceite de palma.
Esta vez, desde el Rama, decidimos hacer parada técnica en Juigalpa, aunque nos quedamos sin poder ver el museo antropológico, que es bastante famosillo, porque era sábado por la tarde y estaba cerrado hasta el lunes (ay, que poca visión estos nicas...).
Y como última estación antes de llegar a Jinotega, la Reserva Natural Cerro Apante en Matagalpa.




y esto es todo amig@s...